Cuando Rugendas visitó Lima

A mis amigos chilenos, don Pedro Encina Fariña, Talca y don Manuel Aguirre, Valparaíso; muy especialmente dirigido a la dama Ana Echebarria, de la gran comunidad vascuence de La Rioja, España.

 Autoretrato. Rugendas

   Johann Moritz Rugendas Autorretrato (1802, Augsburgo – Weilheim, 1858)

Entre los artistas que visitaron Lima durante el siglo XIX, que corresponde al de su nacimiento como república, se registra la del pintor bávaro Juan Mauricio Rugendas, allanada de esta otra forma sus señales onomásticas al castellano. Habría de dedicarle al Perú, especialmente a Lima, cerca de cuatro años de su existencia que alcanzó temprana partida a los cincuenta y seis años. Buena parte de aquel tiempo en el Perú permaneció en la capital, desde mediados de diciembre de 1842 hasta fines de enero de 1845. Viajó también por diferentes provincias y departamentos del sur.

 Dragón del Presidente de la República

Dragón de la escolta del presidente. Apunte a lápiz de Rugendas, en Lima

Como quiera que resulte importante los antecedentes de su persona, obra y talento, más aún tratándose de un artista hábil con los pinceles y estupendo en el boceto al lápiz y la acuarela, escribimos algunas notas biográficas de su singular carácter, gracias a las cuales podremos remontar con mejor crédito la ciudad de Lima cuando todavía persistían en ella las galas cortesanas, bullía el mercado vocinglero y tumultuoso; las damas, tapadas, que en su mayoría acudían a los templos vestidas de saya y manto y que, separadas de los hombres como en una mezquita, se hincaban en los amplios recintos -por entonces carentes de bancas- sobre alfombrillas que portaban jóvenes esclavos negros en traje de ocasión; atildados caballeros de sombrero de copa, jinetes chalanes; profusos coches y carruajes formaban el acervo nacional y eran parte del tráfago urbano, especialmente en domingo. También, el abuso del poder, la opulencia, la molicie, el esplendor de las mansiones y los balcones volados en cajonería; amén de los numerosos templos, conventos y cantarinas fuentes tampoco fueron ajenos a la retina de testigo tan especial.

Habría de legarnos Rugendas el sabor de aquella capital del Perú en época de la cual aún queda mucho por admirar. Veamos con algún detenimiento los escogidos grabados para entenderlo.

En este punto es fácil intuir que no habría de escapar a su talento la similitud de usos y costumbres asimilados en sus estudios de historia del arte al sentir, en lo limeño, una presencia morisca: las mujeres de toda condición cubrían su rostro como lo hacían las árabes con el charchaf, vestidas con la saya y el manto, acaso el chaftan, o el uso de la alfombrilla, conocida como lacatifa entre las huríes; los balcones volados, “las calles en los aires” al estilo de Rabat, Bagdad, Damasco o del Cairo; mercados de abasto como cualquier zoco musulmán, donde es práctica el regateo, razón y prez del comercio árabe.

 Tapada limeña

 Tapada, acuarela; Rugendas, mayo, 1843

Los embaldosados patios con azulejos y pila ornamental, zaguanes de casonas opulentas, allí pendían tapices de Damasco que gastaban muebles de taracea, bargueños y otros menudos artefactos del arte adamascado o de preciada ataujía toledana. Profusos arcos mudéjares en claustros y patios, puertas, ventanas y cancelas. Otro tanto ocurría con los anticuchos, aquellos trocitos de carne ensartados que son los pinchitos marroquíes, o el seviche o sibech de tanta fama en Tarifa, Tetuán o Melilla.

Torres y miradores, que semejan atalayas o alminares que al fin de cuentas eso eran; atávicas costumbres imperantes, no desaparecidas del todo en nuestros días.

Si de toros se trata, el atuendo llamado traje de luces, era “a la turquesa” que en el siglo XVI vestían los diestros en España, clara alusión al origen otomano de aquella indumentaria cargada de adornos, botones y pendientes, llamados alamares o caireles muy presentes en Acho en los días de Rugendas en Lima y en toda época antes y después de él.

Recova de Lima

 La recova de Lima. Fragmento de óleo. Rugendas, 1843

 En la Alameda

 En la alameda nueva del Rímac. Óleo, 1843

Datos biográficos

Nació Juan Mauricio en Augsburgo, el 29 de marzo de 1802, hijo de Johann Lorenz, director de la Academia de Bellas Artes de aquella ciudad. Muy temprano, a los quince años, sintiendo la bullente vocación trasmitida por generaciones de familiares de origen catalán, que habían sentado real en aquellas tierras por razones religiosas, ingresa en la Academia de Artes de Munich, la capital bávara.

Más tarde es incorporado a la expedición del explorador barón von Langsdorff, quien necesitaba de alguien que, ajeno a especulaciones e impulsos, describiera al dibujo las muestras naturales con exactitud, como cuadra al rigor científico. El exigente explorador encontró en el joven artista la persona adecuada para su expedición al Brasil, donde llega en 1821.

Su paso por el Imperio del Brasil

Pero el trópico ubérrimo y expansivo pudo más en la sensibilidad romántica de nuestro amigo, en sus eclosivos diecinueve años; entonces, movido por intereses de propia exploración se aparta de von Langsdorff para viajar por su cuenta y riesgo con el propósito de apuntar a mano alzada bocetos y acuarelas de un mundo extraño al suyo, latitudes más bien templadas y frías tan opuestas a las del lejano tropical Brasil, que ahora sentía bajo sus pies.

De regreso a Europa, se publica en Paris el producto de este trabajo en francés, Voyage pinttoresque dans le Brasil, y en edición alemana bajo el título Malerische Reise in Brasilien (Viaje de pictórica en el Brasil, o Viaje pintoresco en el Brasil, que para el efecto la precisión alemana no tiene parangón castellano), con un centenar de planchas litografiadas, editado al cuidado de Engelmann. La demanda obligó a una edición en formato menor y tan solo cuarenta cuadros, se trata de Merkwürdigste aus der malerischen Reise in Brasilien (Lo más notable del viaje pintoresco en el Brasil).

 Plaza mayor de Lima

 Plaza mayor de Lima, Rugendas. Óleo, 1843

En circunstancias de su presencia en París conoce al barón Alexander von Humboldt, el sabio naturalista conocedor de la América equinoccial, quien interesado en las pulcras láminas de plantas, hojas, helechos, tallos y flores de la vasta herbaria traída del Brasil, recogidas por el pincel de Rugendas, le prodigó su aplauso y protección.

Contagiado de viva nostalgia y aventura retorna para América. Esta vez visita Haití, México, Chile, Perú, Bolivia, Argentina y el Uruguay, para lo cual elabora un Fahrplan (Plan maestro).

En México

Su presencia de algo de tres años por México y los estados de México, Michoacán, Hidalgo, Guerrero, Puebla, Veracruz, Jalisco y Colima, son motivo de más de 1600 piezas, entre apuntes y cuadros de costumbres. Pero sería en México donde tendrían lugar dramáticas experiencias personales que le pondrían al borde de la muerte; la primera cuando le atacó el cólera, peste que azotaba el hermoso país del mezcal, el tequila y las tortillas de maíz; la monumental Teotihuacan y su singular pueblo. La segunda cuando, en su afán de poner a salvo a dos conspiradores contra el general Ambrosio Benavente y permitirles la huída, es encarcelado por dos meses y luego expulsado del país.

Su obra en aquellas latitudes quedó registrada en Landschaftsbilder und Skizzen aus dem Volksleben von Mexico (Paisajes y bosquejos de la vida popular en México) editada en Darmstadt, Alemania, en 1855 y en Londres en 1858.

En Chile

Pone dirección entonces a la costa mexicana del Pacífico en 1834. Embarca en Acapulco con rumbo a Chile donde ingresa por Valparaíso. Permanece en tierra mapuche, más allá de lo proyectado, cautivado por la belleza del paisaje y lo nativo.

En Santiago es acogido generosamente y, posteriormente, habría de quedar atado sentimentalmente a una dama de Talca, doña Carmen Arriagada de Gutike, esposa de un ex oficial prusiano fugado de Prusia por haber dado muerte en duelo a un superior jerárquico. Eduard Gutike, había pertenecido a la expedición libertadora de San Martín al Perú; herido de bala perdió el uso de una pierna.

Rugendas se avino a una apasionada y clandestina aventura, que terminó con el retiro de la amante en una casa religiosa.

También en Chile su producción es generosa; más de 850 láminas, entre óleos, acuarelas y bocetos se registran allí. Retrata a lo más graneado de la sociedad santiaguina; a él se deben vistas de las obras del tajamar en las riberas del Mapocho, ceremonias patrióticas, una colección de trajes típicos; fiestas populares, escenas de estancia y campo pintadas con destreza y experta ejecución.

Llevado por su espíritu apasionado conoce y emprende amores con una bella joven de Valparaíso perteneciente a una acaudalada familia. Pero, doña Clara Álvarez Condarco, apremiada por la familia dada la naturaleza de esos amores, para no avenirse a una eventual unión, rompe por carta con Rugendas y así termina en fracaso esta nueva relación.

En el Perú

Agregamos a lo expresado en el exordio, que nuestro artista, viajero en estas precarias condiciones sentimentales, o como consecuencia de ellas, decide emprender su proyectado viaje al Perú, a la tierra donde el Sol había sido Dios.

En Lima, José Mauricio se convierte luego en retratista en su mayoría de personajes extranjeros; hace apuntes del Puente de Montesclaros o Puente de Piedra, la Alameda de los Descalzos, mansiones de Lima y ranchos de Miraflores y Chorrillos; de muchas calles de Lima -precisamente, en una de aquellas llamada Puno moraba por esos días un niño que alcanzaría fama como tradicionista, don Ricardo Palma-; escenas de campo y costumbres; beatas, mulatos, negros, indígenas, mendigos y cuanto personaje pintoresco aparecía a sus ojos eran pan de sus pinceles. Viaja por Puno, Cusco, Arequipa, Tacna y apunta a su paso.

Itinerario del pintor –viajero por América:

Río de Janeiro – Minas Gerais – México- Xalapa – Orizaba – Puebla – Cuernavaca – Morelia – Manzanillo – Acapulco – Valparaíso – Santiago – Talca – Constitución – Santiago – La Serena – Cruce de los Andes – San Luis – Santiago – Callao – Arica – Tacna – Lima – La Paz – Cuzco – Arequipa – Valparaíso – Montevideo – Buenos Aires – Río de Janeiro.

Vasta y hermosa producción la de este alemán que finalmente se retira a Weilheim, a orillas del Teck en Würtemberg, donde emprendió un tardío romance que luego de algunas peripecias culminó en casamiento con la joven muniquesa María Sigl, su cariñosa Bettina, hija de un acomodado fabricante de tejidos de aquella localidad.

Pero el recuerdo de su paso por el continente sudamericano le hizo escribir estos sencillos versos producto también de la soledad, el abatimiento y la nostalgia:

Construí un puente

en mis pensamientos,

hacia el ancho, ancho mundo.

De la cima de los Alpes

hasta la lejana cordillera de los Andes.

 Un ataque al corazón lo retiró de la vida el 29 de mayo de 1858, antes de cumplir un mes de su boda. Yace sepulto en aquel pueblo de Baviera del Norte.

Retrato de dama limeña

Dama limeña. Lápiz. Rugendas, 1873

Fuentes:

Juan Mauricio Rugendas, El Perú Romántico del siglo XIX, Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú 1975.

Grabados, obra citada.

Internet:

Wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Mauricio_Rugendas

Publicado originalmente el viernes, 15 de mayo de 2009

19 comentarios en “Cuando Rugendas visitó Lima

  1. Siento mucho gusto que este modesto artículo haya sido de tu aprecio, siempre admirada Anita, los hechos de la vida de las personas, en especial los artistas, permanecen en la historia. Un abrazo y muchas gracias por tu amistad.

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  2. Estoy impresionada amigo, Luis de el regalo tan bonito que me has hecho.
    He leído y me he interesado por la obra y vida de este pintor que tan gratamente me ha suscitado curiosidad y me ha encantado conocer.
    Tus artículos son siempre muy agradables de leer y me ha emocionado que me dediques muy especialmente este maravilloso documento…
    Gracias por todo ello, eskerrik asko de una Vasca que te admira y te quiere como un gran amigo.

    Quel 15 -4 -2019

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  3. Pedro Encina Fariña dijo…

    Estimado y generoso amigo, creo que mis hijas agradecen tu gesto más que lo que yo te puedo expresar. Que tengas un reparador fin de semana.

    Pedro Encina y familia

    25 de julio de 2010 13:21

    Spaudo dijo…

    Excelente artículo estimado Luis, de este pintor europeo que dejó su huella por Sudamérica.

    Saludos cordiales

    7 de marzo de 2011 19:11

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  4. Marco Antonio dijo…

    Estimado Lucho:

    Excelente comentario sobre Rugendas, bien escrito, fácil de leer, estimulante y muy bien documentado. Felicitaciones a ti y a los tuyos. Qué suerte que tenemos de acceder a tus artículos. Sigue escribiendo, seguiremos devorando con avidez tu excelente producción.

    Un abrazo,

    Marco Campos

    13 de junio de 2009 10:08

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  5. Jorge Bejar Aybar dijo…

    Estimado Lucho, como siempre tus notas contribuyen a enriquecer el conocimiento de nuestras herencias ancestrales, en este caso la hispana, y dentro de ella esa espinilla mora que también llevamos y que persiste tercamente en mucho de nuestra vida y estilos cotidianos. Felicitaciones. Como tú señalas, Rugendas fue un testigo excepcional y sus pupilas recogieron rostros, paisajes y escenarios que nos llenan de nostalgia histórica y curiosidad humana, nos dejan entrever más profundamente ese mundo tan especial, crisol de razas y costumbres, que sigue siendo nuestra entrañable Lima.

    Un fuerte abrazo, UV

    Jorge Bejar Aybar

    4 de junio de 2009 13:55

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  6. Dore dijo…

    Luchín:

    Otro maravilloso artículo que nos deleita con tu estilo tan propio para escribir y a la vez ilustrarnos sobre aquella Lima de tiempos tan lejanos a los que personaje como Rugendas le dedicó tiempo, arte y cariño por lo que hacía en un país extranjero. Conozco también de tu especial dedicación para contagiar a tu entorno a fin de que conozcan los nombres antiguos de las calles del centro de Lima, los balcones, las ventanas, las Iglesias, las estatuas, piletas, placas recordatorio, el Rímac y sus rincones históricos, etc, etc. Este y tu escrito LAS CALLES DE LIMA se complementan en cuanto al tema. Me alegra que sigas con tu fructífera producción de artículos.

    Ya sabes cuánto te admiro.

    Dore

    Pando, 23 de mayo del 2009

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  7. Juan Pablo Vitali dijo…

    Estimado amigo:

    Estoy leyendo su blog, y me permito escribirle. Soy un escritor argentino que -paradójicamente- escribe en España. Siempre he intentado hacer algún contacto con personas que vivan en «nuestro Sur», sin embargo Sudamérica me ha sido negada. Es fácil leer mis escritos, y supongo que también será fácil disentir con ellos.

    http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3126

    http://juanpablovitali.blogia.com/

    Y hay otros muchos sitios.

    Sin embargo no me resigno a que, siendo como soy un defensor infatigable de mí forma de ver «el criollismo», no pueda acercarme a gente que vive en mi misma Polaridad Sur. Creo que hay afinidad cultural entre nosotros, y con esa esperanza tiendo la mano hacia el Perú, un país que en algún tiempo nos resultó cercano y ahora no tanto, por obra del rumbo adverso de la historia.

    Un gran saludo.

    Juan Pablo Vitali.

    18 de mayo de 2009 22:04

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  8. Luis Adolfo Siabala dijo…

    Es la primera vez que se le dedica, después de la edición de Milla Batres del 75, un merecido homenaje a Rugendas, gran cronista alemán, testigo de nuestra Lima antigua. Cobra más valor en el apunte de alguien que puede hablarnos con autoridad sobre su transformación urbana, dueño del estilo que encaja con el sabor de las crónicas viejas, el mismo Quijote que me enseñó desde niño a deambular por la suciedad de sus abandonados solares, en el Carmen Alto y Bajo el Puente; a amar sus calles, los recovecos de infinitas anécdotas e infinitas tertulias que ahora se resumen en el pretexto mágico de esta nueva crónica.

    Un abrazo a mi padre.

    Lucho

    16 de mayo de 2009 16:49

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  9. Carlos Urquizo Bolaños dijo…

    Lucho:

    Muy buen trabajo. Me agrada la sensación de unidad que el artículo transmite entre la época en que Rugendas vivió, el estilo de redacción que me parece tiene el sabor del castellano de aquellos días y algunos detalles del legado árabe.

    Repito, muy buen trabajo.

    Carlos

    16 de mayo de 2009 13:29

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  10. Rafael Córdova Rivera dijo…

    EXCELENTE, COMO ES HABITUAL, MI HERMANO

    UN ABRAZO

    RAFAEL

    15 de mayo de 2009 19:22

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  11. Elio Galessio Castañeda dijo…

    Estimado señor Siabala,

    Me encanta su página tanto en forma como en fondo, está realmente bien escrita con buen gusto y los temas que aborda son interesantes, presentados en síntesis demuestran una excelente capacidad comunicativa y didáctica.

    […][…]

    Probablemente a partir del 15 de junio y con el auspicio del Patronato Plata del Perú se presente en Arequipa el memorial a Meiggs. Sería en la Casa del Moral de la Ciudad Blanca.

    Saludos cordiales,

    Elio Galessio

    15 de mayo de 2009 10:53

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  12. César Marín M. en 21 enero, 2015 en 18:11 dijo:

    Gracias a ti querido amigo César:

    Tu comentario tiene incidencia con la belleza del idioma que nos es común, que posee aquella flexible adaptación pese al paso de los años y sus vocablos, posiblemente en desuso, no por ello dejan de ser precisos y que de alguna forma siempre me fueron familiares. Me he percatado que más de uno de vosotros habláis, además, dos o más lenguas hispanas, de ellas el gallego y el vascuence entre los más profusos. Eso aporta un timbre de orgullo regional que siempre he admirado.

    Rugendas me parece que todavía no ha sido del todo descubierto. En Chile el Museo de Arte le tiene reservado una sala permanente. Ignoro si igual ocurre con el Palacio de Arte de México, pese a que intuyo que también debe dedicarle algún espacio, habida cuenta de la gran producción de obras que le dedicó a esa país y nación. Del Brasil, nada conozco relativo a este vinculante asunto.

    Cuando niño recuerdo habe visto en misa que las mujeres mayores usaban trajes largos y mantillas que en mucho eran rezagos de aquellas antiguas tapadas, que durante la época virreinal se veían tal como Rugendas las retrató, dentro de la novísima república que si había cambiado la forma de gobierno más no de costumbres que su arraigo siempre suele ser fuerte.

    Tengo sumo interés de ver aquella cobijada gaditana de Vejer de la Frontera a que haces mención, que por tu clarísima descripción vendría a ser nuestra tapada limeña de viejas épocas. Ojalá en uno de tus maravillosos viajes de exploración fotográfica nos puedas obsequiar con una foto de aquel monumento.

    Recibe un fuerte abrazo,

    Luis

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  13. Querido amigo Luis:

    Una vez leído y releído tú artículo sobre el insigne Mauricio Rugendas y tras un gran regocijo por mi parte, te pido disculpar por mi tardo comunicado, una vez más quedo admirado de tu prosa y en este caso en particular dado que has utilizado un “castellano” del que no se utiliza hoy en día.

    Esos modismos que utilizas son encantadores (vocingleros, chalanes, tráfago, etc) por resaltar algunos solamente. No son los usados habitualmente en este lado del mar y uno queda maravillado tras leerlos y buscar su etimología.

    Impresionante historial el que posee el pintor, y que tú has mostrado en algunas excelentes reproducciones de sus cuadros. De entre ellos uno me ha llamado la atención se trata de una acuarela de la “tapada” es por si similitud con la «cobijada», una mujer que antiguamente, en ciertos pueblos de la provincia de Cádiz (principalmente en Vejer de la Frontera, donde cerca de la judería de esta localidad existe una estatua en su honor) se cubre parte del rostro con el manto, de color negro, de tal manera que la única parte de su cuerpo visible era uno de sus ojos.

    Se cree que era una tradición de origen castellano. Como puedes ver se trata casi del mismo personaje.

    Una vez más reitero mi admiración hacia tu “ágil” prosa Luis, quedando encantado de haber conocido por tú mano a uno más de los muchos personajes que han servido para hacernos ver esa querida tierra.

    Un fuerte abrazo.

    César.

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  14. Gracias Fernando:

    La vida de este artista, como se ha descrito, transcurrió dentro de la aventura, las ansias por conocer exóticas y lejanas tierras, y el idilio que más de un problema había de confrontar -nada especial para un artista de su fuste, claro está-. Su breve paso por Lima nos tradujo escenas que muy pocos cronistas hubieren descrito con palabras lo que sus pinceles trascendieron con facilidad. Las clases sociales, tan marcadas y la vida, herencia de la costumbre hispana, han servido para formar conciencia de aquellos lejanos pero intensos días. Celebro haya sido de tu gusto. Un abrazo querido amigo.

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  15. Querido amigo Luis

    He leído con cariño y detenimiento tu texto sobre el pintor bávaro Rugendas, a quien no conocía. Realmente es un trabajo de gran altura, coincienzudo, dinámico, interesante y plagado de sabiduría.

    Veo que Rugendas era un gran pintor, tanto cuando utilizaba óleo, como acuarela e incluso en los apuntes a lápiz.

    Gracias por compartir conmigo este intenso trabajo. Lo he disfrutado desde la primera hasta la ultima palabra.

    Un abrazo fuertre, amigo.
    Cuídate mucho.

    Fernando

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  16. Interesante posibilidad amigo Pedro, las recientes naciones emancipadas y sus vastos territorios inexplorados aun… bien podrían haber sido materia de espionaje a la que nuestro enamoradizo pintor, algo trashumante, bien podría haberse prestado… haga usted posible aquella intriga novelada y estoy seguro de la expectación que habrá de ocasionar. Gracias por su vista.

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  17. Leyendo con pausa y sin prisa, tanta historia aquí vertida, de país hermano..Perú, de personajes que muchas veces nos pasan desapercibidos…Para Luis, un talentoso de las letras…Saludo afectuoso…..ANA..

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  18. Despues de leer su artículo y recolectando imagenes sobre M. Rugendas para mi coleccion, me asalta una duda sobre un trasfondo de los viajes de nuestro apreciado pintor. Así tenemos que huye acusado de complotar en Mexico, en Chile sólo se relaciona con gente de la Logia Lautarina, se escribe con el exiliado San Martín, es condecorado por el Emperador de Brasil, etc.
    Creo que voy a inventar una trama conspirativa al mas puro estilo Código Da Vinci-Rugendas. No se extrañe don Luis si usted aparece como personaje principal de esta novela. Un abrazo para usted y su querida familia. Pedro Encina de Talca.

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