LUNES, 30 DE JUNIO DE 2008
A don Fernando Marcet Salazar, don Fernando Díaz Tenorio, y mi amigo de España, don Antonio Dopico
Maletilla. (De maleta, mal torero). com. Persona joven que, desasistida de medios y de ayudas, aspira a abrirse camino en el toreo comenzando a practicarlo, a veces, en las ganaderías o procurando intervenir en tientas, capeas, becerradas, etc. (RAE)
Alberto Alcalá Prada dijo…
Estimado Lucho:
Realmente tienes mucha pasta de escritor. Muy bueno el tema y la presentación. No voy a sacar la paleta de calificación como se hace en la TV pero sí te pongo un 10 sobre 10.
Saludos
Alberto
19 de julio de 2008, 11:20
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Luis Adolfo Siabala dijo…
Trágico relato de esto aventureros anónimos, hijos de la noche. Con un estilo de narrativa localista, muy español, el lector se convierte en testigo presencial de las primeras proezas de estos temerarios capeadores dispuestos a trocar la vida por el sentido del valor y coraje, sin los honores de la muerte en la arena, ni los laureles de la fama.
Como siempre, felicitaciones.
Lucho
13 de julio de 2008, 17:20
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Luis Ruiz Santa María dijo…
Estimado Lucho:
Bueno decir de tu vena literaria ágil y entretenida es algo evidente, pero las historias que narras se hacen apetecibles y amenas; a este maletilla le ayudaron a llegar a la gloria rápidamente y se puede sacar como moraleja que la pasión nos lleva hasta la muerte, felicitaciones por el don que tienes, un abrazo y cariños para Dorelly y Faritah; abrazos,
Lucho Ruiz Santa María
4 de julio de 2008, 12:56
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Jorge Bejar Aybar dijo…
Hombre… sacaste a relucir tus ancestros godos…! Felicitaciones por todo lo alto…!!!
Jorge
1 de julio de 2008, 22:47
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Fernando Marcet dijo…
Gracias por la dedicatoria de este bello artículo que me hace rememorar aquella historia atribuida a Juan Belmonte cuando, mozalbete maletilla, a la luz de la luna, desnudo y pañoza en mano, se encontraba robando pases a un bravo ejemplar de vigilada ganadería, en momentos en los que apareció el celoso capataz quien provocó alborotada huída de sus compañeros de aventuras. El valeroso Juan, “patizambo” y defectuoso de remos como era, impedido estaba para unirse a tan presuroso escape y optó por quedarse quieto y esperar erguido la llegada del enfurecido capataz; éste, incapaz de disparar al indefenso como encorajinado muchacho, lo tomó preso y lo entregó a la guardia civil. Se dice que, pasado el tiempo, en relación con este incidente, el ya famoso Pasmo de Triana, comentaba que aquella noche aprendió que: “para torear, es indispensable pararse y dejar muy quietos los pies”.
30 de junio de 2008, 15:22
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Amigo Juanjo
Pues gracias amigo, muchas gracias. Me honra su comentario, no podía de ser de otra manera; desde niño pude asistir a las plazas de toros a donde mi padre, oficial de la Guardia Civil acudía por razones de su servicio, y aprendí aquello que de alguna forma expresé en algunos escritos taurinos de feliz fortuna, por haber sido aprobados por quienes como usted, manifiestan razones para querer esta afición que se remonta, además, y abarca al cuento y la narrativa dentro de vasta literatura.
Gracias, también, por haber sentido algún trasunto con el maestro Ignacio Aldecoa, a quien no conocía hasta ahora, cuando citado, lo he encontrado como eximio maestro español de la corriente neorrealista de los 50s y que, naturalmente habré de leer a la mayor brevedad.
Me mueve a emoción saberle amigo de infancia de maletillas a los que este artículo le ha hecho rememorar viejos tiempos y expresar esas líneas con cálido sentimiento que agradezco emocionado.
Un abrazo querido amigo,
Luis
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Pareciérame que el autor de tan magníficas letras hubiera nacido y vivido adyacente a esa dehesa andaluza desde su tierna infancia. Doy también en acertar que conoce sobremanera las costumbres y usos de una época que yo viví tan de cerca en lo que se refiere a la chavalería inquieta que soñaba con tardes de fama y ovaciones, siendo por ello capaces de jugarse la vida a la carta de la luna…
Alguno de ellos, que yo pude conocer en mi más tierna infancia, quedaron varados para siempre en la interminable dehesa, donde ya no le acuciaría nunca más el hambre de una España mísera y deshecha.
Me descubro ante usted después de haber saboreado con detenida pausa cada acertada elegía, impresa en andaluzas letras.
Y creo haber sentido en ellas un indefinible sabor a mi querido Aldecoa…
Va por usted mi más sincera felicitación, ¡Maestro!
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Una segunda leída a esta magnífica prosa confirma mi parecer sobre esta tragedia en las arenas de los neo gladiadores hispanos. Imposible no evocar el realismo del gran Pío Baroja y su evocada «suerte de Don Tancredo» (La Busca).
Gracias por compartirla. Un abrazo.
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Hijo mío:
Tú que llegaste a escuchar a tu abuelo, mi recordado padre, llevas en el alma su entusiasmo literario que hecho tuyo fue ampliamente difundido en revistas y blogs.
Me gustaría reanudar aquellos paseos por Lima y concentrarnos en las tertulias sobre temas para nos valiosos y con el fondo de estupenda música… precisamente al escribir estas notas de agradecimiento a mis generosos amigos, tengo en el aire el Concierto No. 2, en Do menor de Rachmaninov, que fuera de especial charla. Un cariñoso abrazo hijo mío,
Tu padre
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Querido Fernando:
Este comentario que precisamente viene de un literato de sobria y estupenda pluma como es la tuya me halaga y honra. Un fuerte abrazo,
Lucho
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Juan Francisco, amigo y condiscípulo:
Gracias por tus palabras, me place sobremanera que mi artículo haya sido de tu agrado, tendré presente tu deseo cuando escriba uno de la naturaleza que solicitas.
Un abrazo y espero podamos comunicarnos más a menudo,
Luis
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Fernando:
La pasión por la naturaleza que trasunta de tu producción fotográfica que nos convoca a una legión de admiradores, ha querido comentar mi artículo con palabras de estímulo, precisamente quien tiene vuelo y solvencia literaria, cuando no poética como se puede conocer de tus contribuciones a la rica creatividad gráfica de nuestra admirada Ana Librillana.
Gracias y con mi gratitud recibe un abrazo,
Luis
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Miquel:
Siento en carne propia aquello de tu abuelo y sus contertulios, esa dicotomía continúa y tiene para rato. Tu comentario es una medalla cívica que has colgado del pecho de un veterano amigo, que quiere reconocer en la mía una prosa que en la propia es límpida y magnífica. Un fuerte abrazo querido amigo.
Luis
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Apreciado amigo Manuel:
Tu aplauso ha llegado hondo, siento una gran satisfacción haya sido de tu agrado.
Un fuerte abrazo amigo mío.
Luis
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Leopoldo, amigo mío:
El romancero hispano producto de la fiesta brava viene de lejos y tal parece…. que tendría para mucho, me honran tus palabras conocedoras de la realidad de todas las épocas. Gracias amigo, recibe un abrazo,
Luis
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Muchas gracias Cesar:
Entre otros muchos elementos hispanos que fincaron en estos suelos americanos el de la lidia es uno de ellos, aprendí a sentirlo desde niño; gracias por conferir a mi artículo ese espaldarazo de caballero que con justa razón viene de ti. Un fuerte abrazo querido amigo,
Luis
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Muchas gracias Miquel:
El sentimiento taurino acrece en mi espíritu con tus reflexiones literarias. Este correr de toros fuertemente arraigado en España, suavemente servido en Portugal y Francia, hecho entraña en México, parte de Centroamérica, Venezuela, Ecuador, Colombia y el Perú, lugares todos estos donde a la ancestral tradición se le cuestiona y pretende morigerar, se niega a morir… el torero, otrora de oficio, se topaba con alguno que llevaba en la entraña el alma de quien comenzó maletilla, acaso el “Pasmo de Triana”, D. Juan Belmonte, fuera en su niñez el mejor de los furtivos robadores de pases en las dehesas… inspirador tu comentario amigo mío…
Luis
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Un relato excelentemente tejido.
Un argumento muy taurino en la forma, pero universal en la tragedia.
Una prosa vibrante, lúcida, concisa y riquísima.
Una historia tan real como para demostrar de qué se tejieron los años más brillantes de la tauromaquia española.
Una narrativa ágil, directa, casi teledirigida hacia el desenlace trágico.
Todo eso y muchas cosas más es tu apasionante «Maletilla», amigo Luis.
Me adhiero a ese sentido y espontáneo agradecimiento de Pepe.
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Caramba amigo Pepe, que bonita prosa poética la tuya, no podía ser menos habiendo nacido cordobés. Esa maletilla cantada por Conchita Piquer y tan bien expuesto por ti. Muchas gracias
Aquí (Romance de Valentía) por Conchita Piquer (1909-1990)
Luis
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En los años cincuenta la señora Concha Piquer triunfaba, por España y Latinoamérica, con una copla «Romance de Valentía» de los maestros Quintero, León y Quiroga que narraba en el fondo la letra que hoy escribe D. Luis. El penar in crescendo de la maletilla hasta que uno llega a triunfar. Mientras por el camino, entre jaras y encinas, guardas de gatillo ligero, cuernos como agujas y Guardia Civil, todo bajo una luna esplendorosa donde todo se ve y se siente van cayendo los más con su sangre por el suelo y la hierba y no en el albero soñado. Hay que resaltar el valor de aquellos muchachos y don Luis lo hace de forma magistral en una noche de luna clara…
Gracias D. Luis por escribir tan bien y aquí.
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Gracias querido Pascual, ¡va por ti!
Luis
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Sólo puedo decir…OLÉ, MAESTRO!!!!! GRACIAS POR EL ESPECTÁCULO!!!!
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Impresionado quedo una vez más, de esa proverbial prosa que también manejáis, y me “desmonto” mostrando mi respeto y admiración hacia vuestra exquisita y delicada manera de tratar un tema tan escabroso como es el de la tauromaquia hoy día, dada, la división de opiniones (permíteme usar este símil taurino) presentes en nuestra sociedad.
Una vez más nos haces soñar despiertos, la edad y el valor no nos permiten otra cosa; tratando de formar parte de la “cuadrilla” de mozuelos que vadean el rio para desafiar a la suerte o la muerte que dirían otros.
Nos conformaremos con esperar la siguiente entrega; para, tal vez, soñar con algo que este más acorde a nuestras aptitudes.
Un fuerte abrazo amigo Luis
César.
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Gracias por tu comentario querido Carlitos. Naturalmente no fue mi intención despertar las santas iras, aunque en esta materia es posible que las despierte con toda facilidad.
Las normas aquellas son de antigua data y ya no se aplican, tampoco existe ley semejante en el Perú, que dicho sea de paso su ganadería es insipiente comparativamente a los estupendos hierros españoles que cuidan celosos la calidad y la bravura de esos excepcionales toros destinados para la lidia. En España la corrida de toros es diaria y con escasas excepciones en todo el territorio.
Respetable tu opinión y no es otro mi deseo que aclarar sobre el ámbito y vigencia de una antigua y singular norma reglamentaria que tenía el propósito de conservar al toro bravo hasta su salida en los cosos.
Un afectuoso abrazo
Lucho
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Apreciado Lucho, mi opinión cubre dos aspectos diferentes:
[1] : Literariamente, El maletilla tiene una redacción que a mi juicio es exquisita, me agrada el armonioso enlace de palabras propias de la tauromaquia dentro de un estilo de redacción que creo es usado en España, salvo mejor opinión.
[2] Respecto al tema, me impactaron dos párrafos que aquí transcribo parcialmente:
• [….] Los toros aprenden rápido … criminal llevar a la plaza toros capeados …
de allí que la prohibición ….. a los maletillas … pues orden había para disparar a matar de saberlos toreando, ….
[…..]¡Cuántos habían pagado caro su afición! … el llanto de las madres en los depósitos de cadáveres y los velorios era conmovedor… Pero la ley establecía con rígida severidad la suerte de los maletillas
Muy bien Lucho por informarnos que hay una ley que faculta a MATAR MALETILLAS clandestinos para que el TORO NO APRENDA, … pregunto: ¿por qué no matan al torero que aprende a matar en un rito sádico?.
El torero aprende y se entrena en el rito de su oficio para que el espectáculo parezca «Arte» a los amantes de las lidias, así aprende a plantarse inmóvil frente al toro con el brazo extendido a un costado y mover la muleta porque el toro cree que su atacante es lo que está moviéndose, esta treta hace que el animal se defienda cargando contra la movediza muleta, pero el torero no será atacado mientras permanezca inmóvil y algo se mueva alrededor de él.
Nunca entenderé que clase de Arte es el rito medioeval inicial, donde los picadores y banderilleros destrozan los músculos del cuello y de la espalda del toro, de manera que cuando entra el «matador artista» que se ha entrenado por años, encuentra un toro que ya no es un contendor furioso, el pobre animal está aterrorizado, se siente moribundo, sus músculos desgarrados no funcionan y sufren un intenso dolor que le impide levantar la cabeza o moverse bien para defenderse o atacar, en esas circunstancias el «valiente matador» ejecuta su treta de la muleta movediza… ole, ole, ¡Qué gran artista, que diestro, que valiente, que elegante es el Maestro!
Si al torero se le exige que aprenda a matar en un rito sádico, ¿por qué es criminal que el toro también aprenda a defenderse?, que aprenda que detrás de la movediza tela roja solo hay vacío, que el rival es el torero cruel con su artera espada, y lo que me parece más criminal es que cuando un niño o un mozalbete capea furtivamente un toro de lidia, no maten al toro, sino la ley faculta que suelten los perros de presa para que destrocen al tierno intruso, o le maten a balazos. La vida de un joven vale menos que el precio de un toro destinado a un espectáculo sádico.
¿Existe esta ley en todos los países toreros o solo en España? …
Me parece que si el torero es artista y se entrena, lo justo es que se enfrente a un toro entrenado, sin la ayuda de picadores ni banderilleros, así los espectadores gozarían más y el torero entendería la tortura que hoy inflige a un animal inocente.
En el espectáculo taurino, ¿siguen reinando las leyes, usos y costumbres del medio evo?
Carlos Urquizo
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Delicioso, poético, estremecedor relato. Solo puede escribir algo así una persona culta que conoce bien ese complicado mundillo de los maletillas. ¡Cuantos de han quedado en el camino! Unos empujados por la «vocación» y los más por la necesidad de huir de la miseria..
Ya sabes: «mas «cornás» da el hambre». ¿Te suena?
Enhorabuena, amigo Luís, escribes muy bien y se te notan a primera vista la sensibilidad y la cultura, elementos estos que se agradecen hoy por su escasez en aras de una modernidad mal entendida, en las que solo cuenta el dinero fácil y la chabacanería se exhibe con desvergüenza a través de los medios de comunicación sin respeto alguno hacia los demás.
Gracias Luis, perdón: GRACIAS DON LUIS.
Leopoldo
P.D.: Parece como si en España el delito mas grave fuese tentar una vaquilla.
¡Con los «MORLACOS» que hay para toreros bragados! Pero esa es otra historia…
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Prosa poética que bien vale un fuerte aplauso, me recordaste a García Lorca en su poema » a las cinco de la tarde» preciosa y pulidas frases son tu escrito, me encantó leerlo y saborearlo, gracias Luis
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Querido Luis:
Para nada mal gusto! Mis abuelos eran muy taurinos y crecí en mi tierra leonesa acostumbrado a escuchar, a veces a hurtadillas, como hacen siempre los niños, algunas conversaciones sobre tauromaquia que sostenían mi abuelo Miguel y otros contertulios aficionados como él.
Después, con el paso de los años y los avatares de múltiples cambios de residencia que han jalonado mi biografía, he estado entre los dos bandos, el taurino y el antitaurino… Yo los denominaría mejor, el defensor del arte de Cúchares y el defensor del respeto a la vida y de la abominación de la violencia para con los animales.
Pero todo eso, con ser transcendente en mi opinión, quedaría en un segundo plano de importancia ante la descomunal demostración literaria y la exquisita belleza con que narras esa noche trágica de las aventuras de los chiquillos toreros en la dehesa.
Tu utilización de lenguaje castellano tiene tal riqueza lexicográfica que casi llega al extremo de obligarme a consultar el diccionario. Y no lo digo como exageración ni como hipérbole… He tenido que buscar la definición de tahalí, referida a un aditamento del uniforme de la Benemérita.
Por otra parte, la exquisita y pulquérrima redacción hace que, por momentos, seguir el discurso tranquilo pero excitante de la aventura infantil llegue a cotas cercanas al paroxismo del «suspense».
Y ese final es digno de la mejor literatura que yo haya conocido en cualquier lengua. Soberbia perífrasis en la que el lector queda suspendido y atrapado por el incierto final que parece inducir a pensar en la tragedia que en ningún momento explicita.
Una verdadera pequeña obra de arte, tan excelsa como breve.
Un fuerte abrazo, amigo.
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Qué fantástico relato corto, que magnífica narración, amigo Luis. Es una auténtica delicia. Escribes con la meticulosidad y la precisión de un neurocirujano. Se ve que conoces muy bien el mundo taurino y las costumbres de la España de hace unas décadas… Un gran trabajo, sin duda, lleno de intensidad, de fuerza y de belleza. Mi enhorabuena. Toda mi admiración para tí, amigo. Un abrazo fuerte.
Fernando
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Una hermosa historia.
Muy buen estilo: cuento con paisaje, personajes, trama y desenlace. Tiene lo justo y necesario para que la imaginación del lector complete la historia, como debe ser un cuento.
Felicitaciones.
Espero que tengas más narraciones propias como esta, me agradaría leerlas.
Saludos.
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MI QUERIDO HERMANO:
LA CALIDEZ Y MAGIA DE TU NARRATIVA NOS INTRODUCE CON GRAN MAESTRÍA EN EL ENCANTADOR SUBMUNDO DE LOS MALETILLAS, PERMITIÉNDONOS ESPECTAR EN TODA SU INTENSIDAD UNA CORRIDA ATÍIPICA EN LA QUE LOS OLES SE GRITAN CON VOZ APAGADA Y LA PASIÓN DESBORDADA DEL «TORERO» LO ARRASTRA A EXPONER SU VIDA SE DIRÍA ALEGREMENTE, NO SÓLO EN SU DUELO CONSABIDO CON EL NOBLE ANIMAL, SINO ADEMÁS EN SU RETO TEMERARIO A LOS FUSILES DE LOS GUARDIANES BURLADOS.
GRACIAS POR TU MAGNÍFICO CUENTO:
FERNANDO
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Cuanta inspiración taurina!
La vena de Pio Baroja te acompaña con un estilo propio de la afición en este episodio de tragedia y estampa. Conmovedora la dedicatoria a un notable taurino, como fue Fernando Marcet.
Abrazos de tu hijo
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