Diorama de la cueva de Altamira-España. Foto Wikipedia
Es probable que cuando el hombre, de muy lejanas épocas, se viera precisado a conservar el fuego con el mayor celo que le fuera posible -fuego que le llovió del cielo, providencialmente -pudo alumbrar sus noches y coadyuvar al intenso frío de los duros largos días de tan severa existencia, entonces ya se comunicaba mediante voces y ademanes.
Milodón, Patagonia chilena. Puerto Natales-Chile. Foto Wikipedia
Nómada, provisto de armas arrojadizas de punta y filo líticos, había desarrollado la rutina del acoso para enfrentar fieras descomunales, como al milodón que se muestra a la entrada en esa enorme cueva de la Patagonia chilena al norte de Puerto Natales, o al mamut en otras latitudes, fuentes de alimentación y abrigo de nuestro primitivo antepasado.
Glaciar Serrano, Puerto Toro, al N de Puerto Natales- Chile; el abrigado autor de estas líneas, posa sobre precarias rocas
Tanto en las cuevas del cántabro roquerío de Altamira, en España, como en los desiertos, por entonces húmedos y cubiertos de vegetación de Toquepala o Pampa Toro, Miculla, en el sur del Perú, decidió dibujar, usando el ocre, con la mayor diligencia, sobre innúmeras piezas rupestres, cérvidos, guanacos, como escenas de caza, para perennizar la cabaña y hábitat de entonces, fue un asunto de paciencia y contemplación.
Petroglifo en Miculla, Tacna-Perú. Foto del autor
Cuando llevado por la curiosidad observó, absorto, cómo la semilla caída del árbol y bajo aquel cobijo habría de brotar renovada geminación de la misma especie, entonces, de nómada tornó sedentario, alternó luego, acción violenta por apacible agricultura, discernimiento elemental producto muy propio de la paciencia y la contemplación.
Pampa de Toro, Miculla, Tacna-Perú, un vasto páramo seco que conserva centenares de petroglifos. Foto del autor
Estoy escribiendo estas líneas en un moderno procesador de textos sobre una página electrónica, todo esto pertenece a un vasto complejo de la ciencia cibernética, experiencia que me produce embeleso, es el desarrollo de la moderna ciencia y su aplicación técnica, asunto, también, de la paciencia y la contemplación que van siempre en correspondencia.
(Invito a escuchar, con fina atención, el Adagio del maestro Barber)
Luis Siabala Valer, Lima, verano de 2019